Martes día 4 de cuarentena, egoismo y soledad.
Me levanto pensando en que me encuentro estupendamente. La tos está remitiendo y no tengo nada de fiebre. Nunca la he tenido desde hace varias semanas. No, no me duele la garganta, ni tengo sarpullidos, ni soy un apestado.
¿Se ha acabado esta pesadilla?
Abro los ojos. Veo claridad. Abro la persiana y la luz del sol entra en la habitación. Parece que todo va bien. Me acerco a la ventana para mirar la calle. No se oye nada, bueno si el vecino del quinto está paseando al perro, otra vez. ¿Pero tanto mea el cabrón?
No. No se ha acabado esta pesadilla. Siguen las mascarillas, los ingresos en hospitales, las malas noticias económicas y mi amada al paro, hasta nueva orden.
Pero espera, no existe una oficina de empleo para entregar esos documentos digitales que me ha entregado mi empresa. En la empresa me han dicho que tengo que darme de alta en la oficina de empleo pero como coño quieren que lo haga si la página web habilitada está deshabilitada. Esto es un sinsentido.
En España nos estamos poniendo nerviosos y solo llevamos 4 días de cuarentena. Miedo me da cuando llevemos 10.
El día continúa. Llamadas con ideas para hacer en estos días de cuarentena. No. No debemos tener relaciones comerciales a menos de un metro y yo diría que no deberíamos tener ningún tipo de relación en estos 15 días.
Todo lo que necesites de forma digital, estoy ahí para ayudarte pero creo que lo mejor es minimizar al máximo los movimientos y no juntarse si no es de fuerza mayor.
Estoy pensando en quitarme los puntos del dedo yo mismo.
El día 4 termina con una buena cena en familia. No es la mía, pero es la que quiero en estos días de cuarentena.
Egoismo y soledad para un día en el que #YOMEQUEDOENCASA
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