¿Te parece un desafío insuperable?

Respeto al inquilino

Inquilino vulnerable

Mucho se habla estos días de la nueva Ley de Vivienda que entrará en vigor, sabe Dios cuando, que «busca regular» la situación de vulnerabilidad de las dos partes de un contrato de alquiler (el inquilino y el propietario). Me da un poco igual este tema y cómo siempre digo, yo no me meto si no sé, para eso hay otros profesionales. Cada uno a lo suyo.

Lo que si sé es lo que me ha pasado este sábado y que, a continuación, paso a plasmar en mi blog como una situación lamentable, denunciable y cómo dijo ayer un buen amigo, un buen argumento para una película ideal para un domingo por la tarde de resaca.

El inquilino vulnerable

Después de una semana de duro trabajo con más de 50 horas imputadas, me voy a mi casa (porque la estoy pagando religiosamente cada mes) como todos los viernes para disfrutar de la tranquilidad del hogar con mi pareja y descansar durante dos días para volver el lunes con energía a afrontar lo que se nos viene encima. Decidimos descansar el viernes para disfrutar de una buena cena con amigos el sábado y, aprovechando el buen tiempo en Pontevedra, acercarnos hasta la playa el domingo y llenarnos de energía. Plan cerrado de dos inquilinos vulnerables.

A las 12 de la mañana del sábado, suena el telefonillo y nuestros corazones empiezan a palpitar. Normalmente, tenemos las pulsaciones bajas. Últimamente, cada día hay más tensión. Tensión producida por unos padres tóxicos que, además son los propietarios del piso en el que vivimos.

Decido levantarme con la tranquilidad que me caracteriza y tomar las riendas de la situación. Al llegar al telefonillo para responder, suena el timbre de la puerta con mucha insistencia. Cojo el móvil por si acaso necesito hacer alguna foto o grabar la situación y abro la puerta.

De frente me aparece un señor mayor, podría llamarle anciano, pero con sus aires de superioridad y con un aspecto de lo más ruín (siempre me recordó a Gargamel, el malo de los pitufos) lo dejo en señor mayor.

Gargamel

Lo veo de frente y le pregunto con respeto: – ¿Dígame?
Ni buenos días, ni hostias. – ESTÁ MI HIJA, QUIERO HABLAR CON ELLA.
Le vuelvo a responder con respeto. No quiere hablar con usted.
Segunda respuesta. – NO ME PUEDES PAGAR EL ALQUILER POR EL BANCO PORQUE HACIENDA ME VA A CRUJIR ¿QUIÉN TE HA DADO EL NÚMERO DE CUENTA?
Sigue mi respeto, pero me empiezo a calentar. – Me lo ha dado mi abogada y hemos decidido que es mejor así por mi salud e interés económico.
Otra respuesta mal sonante y de sobrado con cazadora comprada en la feria allá por los años 80. – SI HOMBRE, TÚ QUE VAS A TENER ABOGADA.

BUFF, BUFF, BUFF. Decido despedirme con respeto e intento cerrar. En ese momento me pone el pie en la puerta y entra en la vivienda, gritando como un loco. ESTA ES MI CASA Y YO HAGO LO QUE QUIERO. Le increpo y le invito a desalojar la vivienda con respeto, pero tratando de evitar que entre. Se pone a gritar como un loco. NO ME PEGUES, NO ME PEGUES, NO ME PEGUES. Le digo que no puedo permitirlo y que no le estoy tocando. En ese momento trato de grabarlo con el móvil y de un manotazo, me tira el móvil al suelo. Con el sonido del golpe, temo lo peor. Allá van 1400 euros de mi nueva adquisición para mi trabajo diario que tantas satisfacciones me estaba dando durante estos 4 meses de vida. Me enfado y me olvido. Empiezo a gritarle que se vaya de mi casa y él se niega. En ese momento, media en la tensión su hija que estaba en la habitación, supongo que flipando con la actitud de su padre y casero.

La conversación se vuelve insostenible por unas discrepancias de unos pocos euros. Sois unos OKUPAS, insultos y malos modos, hacen que me vuelva contra él para defender a mi pareja. Ella decide apartarme porque conoce a su padre mucho mejor que yo y sabe que lo único que busca es que le pegue para denunciarme. Me aparta para la cocina y me quedo allí despotricando y llamándole impresentable y mal padre.

Lo es y lo demuestra en todos sus actos. Mentiroso, rencoroso y muy mala persona. No por él, porque seguro que tiene buen fondo. Yo no lo veo.

La familia no se elige

A todo esto, en Agosto de 2022, casi un año ya. Se produjo una situación lamentable que acabó una relación pacífica que duraba desde pasada la pandemia. En ese momento que decidimos establecer nuestra casa en un piso donde ella vivía. Ahorrábamos en costes, ya que yo no tenía que mantener un piso que prácticamente, ya no usaba.

Propiedad de sus padres y que, palabras textuales de su padre en su día, le quedaría en herencia. OTRA MENTIRA.

Decidieron que a partir de que yo llegué, pagáramos un alquiler de 460 euros al mes por disfrutar de la vivienda. Nos obligaron a pagar la luz, el agua y el seguro de la vivienda. Nos obligaron a cambiar los desperfectos. Ahora no pongo fotos. Sería lo suyo para que vieras como estaba el piso cuando llegué y cómo está ahora, gracias al trabajo, el esfuerzo y el dinero invertido por mi pareja y por mi.

Obligaciones que acepté para no discutir ni con mi pareja, ni con sus padres. Doy gracias por tener unos buenos padres que NUNCA me han hechado en cara que me ayudaran a ser como soy. El contrato fue verbal y tendría que pagárselo en mano cada mes. Al principio todo fue bien, incluso viajamos en pareja en alguna ocasión. Yo notaba bastante mal rollo entre la hija y la madre, no así con el padre. Lo veía como algo normal.

En agosto de 2022, un olvido en el calendario abrió la brecha. Como una loca, su madre le llamó por teléfono, increpándola de por qué no había aparecido en una reunión de la comunidad de NUESTRO PISO como así habían quedado. Mamá, me olvidé.

La familia no se elige.

Eres una mala hija. Siempre haces igual. Te olvidas y no haces absolutamente nada en tu vida. PERO SI SOMOS INQUILINOS.

Flipo con las respuestas mal sonantes que escucho y decido intermediar. Llamo a su madre y le pido disculpas. Perdone, nos olvidamos. ¿Usted ha ido? Pues perfecto, ya está arreglado. En ese momento, me empieza a hablar mal de su hija, de cosas que hacía cuando tenía 6 años. Decido discrepar y negar todas esas acusaciones. Además, no me interesan. Como no consigue su objetivo, acaba la conversación.

La situación empieza a tensarse. Su hija decide que hasta aquí ha llegado y que ya no va a volver a verla. PROBLEMA QUE SE ME VIENE ENCIMA.

En septiembre hay que pagar el alquiler, OTRA VEZ. ¿Quién va a pagarle? El menda lerenda. Llamo y pregunto dónde se encuentran porque claro, tienen muchas propiedades y suelen utilizarlas todas para que no le entren OKUPAS. Llego a su casa con mi dinero, se lo doy y lo tiran en la mesa como si fueran cuatro billetes de 5 euros. Nos sobra la pasta y mira éste que parece un pordiosero. ¿Alguna vez se habrán visto al espejo?

Me empiezo a calentar y así todos los meses.

Unos meses antes de aquel día fatídico, mi pareja decide preparar un viaje que sabe que su padre siempre ha soñado. Viajar a Israel los cuatro juntos y visitar Petra y Jerusalén. A mi no me pareció buena idea, pero como vi que le hacía mucha ilusión a las dos, decidí no meterme.

¿Y ahora que pasará con el viaje a Israel?

Quedaba un mes para la fatídica fecha de salida y decidí (ERROR OTRA VEZ) hablar con su padre otro de los días de pago. La conversación fue buena. Nunca habíamos cruzado más que dos o tres frases. Ese día, como estábamos solos, hablamos muy bien.

– La única solución para que vayamos juntos a Israel es que mi hija le pida perdón a su madre.

Vale. Ya te digo yo que eso no va a suceder jamás. Vuelvo a casa y le comento la situación. Recibo una buena bronca y decido (OTRA VEZ) apartarme y que hagan lo que les salga de los huevos. Mi madre me dijo un día, en cosas de familia, nunca te metas. Gracias mamá por ser tan buena conmigo, sin pedir nada a cambio.

Viajamos a Israel en los mismos aviones. La situación era lamentable. Mi pareja tenía que hacer el checking porque fue ella la que contrató los billetes. Le mandaba los billetes por Whatsapp. En la primera salida, veo llegar a Gargamel y su esposa con una maleta inmensa en donde seguro llevaba a todos los pitufos. Pienso. Estos sabrán que van con Ryanair y que no se puede llevar esa maleta, además de las bolsas de mano…Bueno.

Presumen de haber viajado mucho. Lo sabrán.

Los paran antes de entrar y les cobran la maleta. 25 putos euros que lloran como si hubiesen perdido un alquiler del mes. Van a su bola y bajan la cabeza al pasar por delante de nosotros. Yo, como mi madre me educó muy bien, decido ser correcto y saludarlos con educación cada vez que pasan por mi lado. Unas cuantas veces.

Llegamos a Bérgamo, como parada transitoria antes de llegar a Tel Aviv. Descansamos en el aeropuerto, como podemos, porque la siguiente salida es a las 5 de la mañana. La loca pasa por nuestro lado paseándose como si fuera una pasarela de moda de los años 30. Con la pasta que dicen que tienen y es una hortera de bolera. Cada vez estoy más convencido que lo que lleva en esa maleta son multitud de pitufos que va a sacrificar al monte de los olivos a ver si llega de una vez el Mesías.

En la cola del avión otra vez nos los encontramos de frente. Buenos días. Seguimos. Esta vez tiene suerte. Los pitufos pueden subir al avión gratis porque las chicas de Ryanair están sobadas. No te jode. A las 5 de la mañana quien se va a meter con Gargamel y su mujer. Dan miedo.

Llegamos a Israel y nos separamos. Por fin.

Tenemos todo organizado como un reloj. Mi pareja es muy meticulosa y tiene un viaje milimetrado al segundo. Recorremos Israel y Jordania en coche. No me imagino el viaje con los pitufos. En vez de azules, acabarían rojos. Azú que caló.

Después de unos días de peregrinaje y anécdotas que darían para otra entrada en mi blog (otro día), llegamos al aeropuerto de TelAviv para volver a casa. Nuestra sorpresa es que no los vemos en el aeropuerto y los billetes enviados por Whatsapp no encuentran destino. Quedan 20 minutos para salir, entramos en el avión y Gargamel y su esposa no vienen. Mi cabeza empieza a alegrarse. Se habrán quedado en el muro de las lamentaciones o los habrán denunciado por tratar de sacrificar a tanto pitufo.

A menos de 5 minutos de la salida, entran en el avión con caras de haber disfrutado del sacrificio de los pitufos en el monte de olivos. A pesar de eso, el Mesías sigue sin llegar para los judios, amijiños.

Llegamos a Bérgamo y tenemos dos días de descanso antes de llegar a casa.

Decidimos aprovecharlos porque la vida son dos días. Disfrutamos de Italia en pareja y nos olvidamos de esos dos personajes. De hecho, ni los vimos. No sé que harían ellos durante ese día, seguro que se quedaron contemplando la magnificencia del aeropuerto de Bérgamo y sus bonitos inodoros de color blanco. Comerían dos sandwiches con jamón kasher comprados 10 minutos antes de salir del Israel en la tienda del ortodoxo de la barba sucia que no se lavó en un mes por tener que rezar cada minuto de su bonita y sacrificada vida. Hay que ahorrar para disfrutar de la vida en el Valhalla.

Llegamos al aeropuerto y nos los volvemos a encontrar. Buenas tardes. Deseamos que los vuelvan a parar pero han cambiado la estrategia. Oye, son buenos. Deciden aguantar hasta el final de la cola para que las chicas de Ryanair se cansen y no les hagan pagar esa maleta que espero vaya vacía de pitufos y esté llena de imanes para regalar a la multitud de amigos y familiares que tienen en su vida. Con razón mi madre me dijo que no los conocía cuando vivía de alquiler en su mismo edificio.

Lo que no sabían es que además de las chicas de Ryanair hoy arbitraba Mateu Lahoz y el VAR. No te pasan una. En el último minuto penalty claro y sanción. 25 euritos para la buchaca, señores que parecen de buena familia.

Entran de últimos en el avión. Yo sabía que la mujer de Gargamel estaría justo detrás de mi en el avión y esperaba alguna reacción. Lo que me sorprendió, al saludarla con respeto (Buenas tardes otra vez), fue la manera obscena de recriminarnos por lo mal que lo hicimos en este viaje.

– DILE A ESA QUE TIENES A TU LADO QUE LAS COSAS NO SE HACEN ASÍ. HE TENIDO QUE PAGAR POR LA MALETA Y ELLA NO NOS AVISÓ EN NINGÚN MOMENTO.

A todo esto, el chico que tenía a mi lado estaba flipando porque además de no entender ni papa de español, no entendía como una señora tan pequeña podía estar despotricando como una tarada en el medio del avión con más de 100 personas ya sentadas. Siéntese señora y cállese.

Al ver que todos se quedaban alucinados, no le quedó otra que callarse y joderse. Estuvo en silencio todo el viaje, aunque yo notaba en todo momento un olor a rancio justo detrás de mi, no sé si porque llevaba con la camisa de los años 80 durante todo el viaje o porque estaba echando espuma por la boca.

Por fin llegamos a casa. Esperando que no nos volvieran a molestar y con la idea de pagarles cada mes con tranquilidad y sin apenas mediar palabras, seguimos con nuestras vidas.

Pero al segundo día de estar en casa, volvieron los insultos y los malos modos hacia mi pareja, esta vez en modo digital.

– CÓMO DEJAS A DOS SEÑORES MAYORES TIRADOS EN ISRAEL SIN SABER HABLAR INGLÉS NI HEBREO. QUE HIJA HACE ESO A SUS PADRES.

Señores. Les respondo yo. Pues a los mismos padres tarados que dos días antes decidieron que no querían ir con nosotros porque somos unos impresentables y malas personas que nos olvidamos de ir a una puta reunión de la comunidad de un piso del que somos inquilinos y pagamos, eh.

Con respeto y muy buenas palabras, decidió bloquearlos y no volver a hablarles.

Así estuvimos hasta el mes de marzo en que volvieron a calentarse. Se aburren. Ya no hay pitufos que cazar.

Respeto al inquilino

Puede ser verdad que la mayoría de las veces es el propietario el que tiene problemas con el inquilino. Porque no paga, porque no se quiere ir, porque le deja un estercolero cuando se va. En este caso no es así. Pagamos, menos mal que le pagué por banco este mes, nos queremos ir, pero encontrando algo decente y parecido a lo que tenemos. En vez de un estercolero le hemos dejado una mansión. Eso sí, me llevaré todas mis propiedades porque el inquilino se merece un respeto.

Mi pareja consigue sacar a su padre de casa, diciéndole que esto no es por ti, es por mi madre, a lo que le responde que no meta a su madre en el problema porque ella no sabe nada. A los 10 minutos, tenemos a su madre aporreando y timbrando como una loca la puerta. OTRA VEZ MIENTES.

Sabiendo que es ella por los gritos, decido apartarme y que medie su hija. Consigue, no sin esfuerzos, que no entre en la vivienda. Se producen unos hechos lamentables que tengo grabados y que no voy a poner aquí por respeto. Realmente me la suda.

No queríamos llegar a esto, pero por salud y porque es una energúmena decidimos llamar a la policía. Vienen muy rápido, la verdad. Hablan con la loca y parece que la calman. Les dice que no hemos pagado nunca el alquiler. (OTRA VEZ MIENTEN). Entran en MI CASA y nos piden la documentación.

POLICÍA – ¿Tienes el recibo del pago?
YO – Claro amigo. Menos mal que hemos decidido pagar este mes por banco.
POLICÍA – Siento mucho esta situación. Esta señora está de psiquiátrico. ¿Por qué no la metéis en un centro?
YO – A mí que me cuentas.

Se van, pero se quedan en el portal, porque la loca no se va de mi puerta. Sigue lanzando insultos y frases malsonantes hacia su hija. Dice algo de mí que no escucho. Sí lo llego a escuchar en ese momento…. BUFF, BUFF, BUFF.

Les digo por la ventana que sigue aquí aporreando la puerta y forzando la cerradura. Me dicen que vaya a denunciar que ellos no pueden hacer nada más. Es su madre.

Casi una hora después, se cansó y se fue. Pero volverá como una ladrona a intentar en mi casa.

Decidimos poner una denuncia en la policía por lo que pueda pasar. Se acabó el fin de semana. Nos lo han jodido dos impresentables que un día después vuelven a la carga, lanzando insultos y malas palabras a otra parte de la familia y al exmarido de mi pareja. ¡Qué ruines! ¡Qué falta de empatía! ¡Qué asco me dan!

Nos levantamos el domingo. Enfadados. Tristes y asqueados. Muy tensos. Decidimos seguir con nuestra vida y poner tierra de por medio.

respeto al inquilino

Algún día cambiaré la foto pero esta puesta de sol del domingo, me hace sentir un poco mejor.

Nos iremos, pero ni vosotros ni ningún cobrador pagado por dos impresentables, nos podrá echar porque el inquilino se merece un respeto. A tomar por culo. Yo nos os debo nada.

Seguro que nadie leerá ésto y mucho menos los dos caseros impresentables. Como es mi web, mi casa y la pago aunque esté alojada en Siteground (por cierto, grandes propietarios que nunca han venido a mi casa a molestarme ni a discreparme), escribo y digo lo que me apetece para que quede constancia.

Si Google y Bing decide ponerme en las primeras posiciones del buscador de todo lo relacionado con la vivienda y, sobretodo con los inquilinos, me sentiré orgulloso porque es mi forma de ganarme la vida. No sé si mejor o peor. Pero si con respeto.

Gracias por leerme y vosotros dos, que os den por culo. MENTIROSOS. 

 

 

 

 

 

2 Comentarios

  1. Banderas

    Cuídate mucho de esa familia, Cacho. Lo siento mucho por ti.

    • ricardotero

      Gracias.

× >